domingo, 4 de marzo de 2018

La "incorrección política" sobre la Guerra Civil, pasará a convertirse en Ley, y algunas reflexiones sobre el tema de las pensiones de jubilación y las viviendas en propiedad

Gobernador B. España (diario 20 Minutos)
Como vulgarmente se dice, vamos a empezar la casa por el tejado que, en este caso, es esa reflexión que me vengo haciendo hace mucho tiempo y que no veo reflejada en ninguno de los muchos medios de comunicación que diariamente consulto, posiblemente por no ser de interés general o tal vez por poner de relieve una de las incorrecciones políticas mediante las que se amordaza la verdad que la Izquierda no quiere en forma alguna que aflore. Me estoy refiriendo a la afirmación del presidente del Banco de España sobre que los actuales pensionistas (jubilados) españoles tenemos mayoritariamente (además de la pensión) una vivienda en propiedad en la que habitamos y un porcentaje nada despreciable posee incluso una segunda residencia.
Sin entrar en la idoneidad o no de las afirmaciones de ese funcionario, lo que no se puede ocultar es que el alegato es cierto y que gracias a esa circunstancia nuestras pensiones de jubilación no tienen que dedicarse en un porcentaje muy importante al pago del alquiler que, como es bien sabido, mediante la llamada Ley Boyer de 1985 (gobierno del PSOE, presidente González y otras complementarias posteriores) desmontó la legislación franquista (empezada con la LAU de 1944) mala para los propietarios y buena para los inquilinos (¿quién velaba más por los desposeídos, los fascitoides del franquismo o los socialistos del emérito Socialismo?) acabó con los alquiles de renta antigua.
La reflexión es sencilla: ¿cómo, de qué manera, pudimos los actuales jubilados pensionistas, con más de setenta años de vida sobre las costillas, pasar de inquilinos a propietarios? En los años 60-70 del pasado siglo las mujeres no se habían incorporado al mundo laboral retribuido; trabajaban solo los hombres y como profesión de ellas (en el DNI) figuraba aquello de “sus labores”; así era y así hay que reconocerlo. No obstante, muchas de esas mujeres, sin salir de sus casas y de “sus labores” trabajaban de tapadillo (en sectores como el del calzado, por ejemplo) y aportaban unas cantidades en “negro” que unidas a las de los maridos, que después de su jornada laboral con nómina, trabajaban para otras empresas o autónomos (cobrando también en dinero B). Todos esos ingresos y la política del Gobierno de Franco desde, primero el Instituto Nacional de la Vivienda y después sobre el Ministerio de la Vivienda, subvencionando la creación de cientos de miles de viviendas (millones tal vez) y facilitaron el acceso a la propiedad de las mismas a los trabajadores (“productores” se llamaban entonces) mediante cuotas muchas veces insignificantes: el ahorro de los españoles de entonces (hoy jubilados) se materializó en esas viviendas que hoy disfrutamos. Claro que la “Ley de Memoria Histórica” ha borrado de las fachadas de tantos y tantos edificios las placas en las que exponía que había sido levantado gracias a las subvenciones estatales, para que la actual generación desconozca que en tiempos de Franco habían cosas que “estaban bien”, que el Régimen no solo se dedicaba (como ahora les quieren hacer creer) a masacrar a los obreros, encarcelarlos e incluso fusilarlos...
Si en aquella “nefasta época”, en la que “estábamos reprimidos” pudimos la gente asalariada (hombres mayoritariamente) acceder a la propiedad que aún conservamos, ahora con las “libertades” de la Democracia, las Autonomías, los cientos de miles de políticos que viven del erario público y los bancos (que han sustituido al Estado) con sus crueles hipotecas, un joven (suponiendo que tenga trabajo) nunca podrá adquirir una vivienda como hicimos nosotros... Si alguien quiere hacer una reflexión sobre este tema tal vez llegue a la misma conclusión que nos hacemos nosotros: En este sentido (el trabajo y la vivienda) no cabe la menor duda que se vivía mejor ya que, a mayor abundamiento, hemos de decir que además de comprar el piso tuvimos dinero para adquirir el frigorífico, el lavaplatos, la lavadora e incluso el 600 con el que viajar y conocer España y hasta enviar a nuestros hijos (los que valían para estudiar) a la Universidad pues ni de la monarquía borbónica ni de la república los españoles no heredamos nada que nos beneficiara... ¿Alguien nos puede explicar que ha sucedido para llegar al punto en que nos encontramos?
Sánchez Dragó (Sorianos Famosos)
Por lo que respecta a esa forma sibilina de censura que la Izquierda ha conseguido introducir en nuestras vidas y que llamamos “incorrección política” (decir lo que la Izquierda no quiere que se diga) voy a “pegar” un artículo que en la prensa de hoy publica el novelista y prestigioso intelectual FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ, que titula como LEY BOZAL, que dice así:
Bautizo con ese nombre a la inminente reforma de la que en el Código Penal se denomina Ley de la Memoria Histórica. Infame es su texto, pero mucho peor será, si Ciudadanos no se lo piensa dos veces y el PP no deja de mirar hacia otra parte, el que se avecina. Otra vuelta de Tuerka en la vertiginosa ascensión del totalitarismo. Albert, no lo hagas. Dentro de unos meses cualquier persona que se atreva a disentir de la versión de la Guerra Civil y de la pax franquista inventada por el revanchismo de segunda mano de quienes por razón de edad no conocieron ni la una ni la otra podrá ser condenado a más años de cárcel que los reos de delitos de corrupción, rebelión y golpe de Estado. Ya tenemos aquí, aún entre bastidores, las togas de los miembros del Sanedrín del Pensamiento Único y la sombra de la guillotina de lo que en 1984 llamó Orwell el Ministerio de la Verdad. Quienes no estén de acuerdo con los sicarios de tan ominosas instituciones y se atrevan a llevarles la contraria en público serán multados o irán a la cárcel y su obra, si la hay, será destruida. Al aprobar el nuevo texto de esa ley, la España supuestamente democrática y equívocamente constitucionalista se convertirá en cómplice de las checas y escupirá sobre la memoria de quienes las padecieron. Llega la comunión forzosa de los historiadores, investigadores, escritores y periodistas con ruedas de molino. Los que entre ellos se nieguen a participar en tan satánica eucaristía quedarán inhabilitados para ejercer la docencia. Es sólo un ejemplo de lo que se nos viene encima. La historia se convierte en decálogo del Sinaí. Sólo hay un dios y Ángel Viñas, pongo por caso, es su profeta. Nunca hubo pantanos, ni vinieron los turistas, ni Marcelino marcó un gol, ni Hemingway regresó a Pamplona, ni yo tuve una beca. Se borrarán y desaparecerán de los archivos todos los textos y documentos que pongan en tela de juicio la versión oficial de lo que sucedió y no sucedió desde el advenimiento de la Segunda República hasta el comienzo del Régimen hoy imperante. Tengo que darme prisa. Ando ahora metido en la redacción del segundo volumen de mis memorias. Cubro en él el período que va desde que en 1953 llegué a la universidad hasta que 11 años después me fui al exilio. Si ese libro no aparece antes de que la nueva ley entre en vigor acabará en el Índice y yo en la cárcel. ¡Arre, caballito, vamos al pesebre! ¿O serán capaces de aplicármela con efecto retroactivo?
Creemos que no se puede añadir nada más a tan sabias palabras de Don Fernando. Parece que todo va a ser borrado (por el miedo a ir a la cárcel) y resultará que ni Sánchez Dragó ni un servidor tuvimos becas para estudiar, pese a ser hijos de “rojos” y acabarán en la hoguera los documentos que adveran todo lo sucedido durante la Segunda República (incendios, asesinatos, vulneración de todo tipo de leyes, persecución de la gente de derechas por sus ideas o de los sacerdotes y demás religiosos por ser católicos) y la orgía de sangre y fuego por la revolución socialista y anarquista a partir del 18 de julio de 1936, o la sublevación socialista de 1934 y el golpe de estado de la Generalidad de Cataluña al mismo tiemo)... Si conseguimos vivir unos años más (de paso que le hacemos la puñeta a Iglesias y sus podemitas) podremos llegar a leer: Derrotado el ejército fascista y borradas todas las huellas históricas (que no nos interesaban) desde 1931 a 1975, la Guerra ha terminado... Pues, eso.

1 comentario:

  1. Hola Manolo,
    Felicidades por el blog. Muy buen artículo, tu como siempre llamando a las cosas por su nombre, como tiene que ser.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Gracias por sus comentarios.